Un par de veces a la semana, acudo a casa de un chico con dinero para darle clases de tenis particulares. En uno de los entrenamientos, acabó lesionado y cojeando, así que me llevé dentro para examinar su lesión. Pero cuando lo tuve sentado ante mis narices, me fijé en el bulto en sus pantalones y pude divisar un pollón enorme. No pude contenerme y acabé chupándoselo y pajeándolo con mis tetazas, hasta bajarme las bragas y dejarle penetrarme a conciencia.