Llamé a uno de mis empleados para hablar de un trabajo de la empresa, pero mis ojos no pudieron desviar la mirada de su paquete. Debía tener una gran polla y en un momento dado, quise verla más detenidamente. Me quedé alucinada con ese pedazo de rabo y al final, decidí probarlo en una follada juntos en el despacho, donde no paré de menear las caderas sobre él mientras gemía de gusto.