Mientras volvía a casa de comprar un par de cosas, este chico se fijó en una turista rusa que andaba algo perdida, pero sobre todo en lo que se había fijado de ella era en sus enormes tetas. Se acercó a la rubia y no paró de flirtear con ella, hasta convencerla de que fuese con él a su piso. Y como no, una vez allí le dejó claro lo fogosos que son los chicos de aquí, con una pedazo de follada para su coño que la muy golfa agradeció y mucho.