Mientras hablaba por teléfono y resolvía unos problemas en su empresa, el padrastro mulato de esta jovencita se fijó en como la chica le miraba. En un momento dado, acabaron solos en el sofá y ella se mostró muy cariñosa, acariciándole y pasando poco a poco a su entrepierna. La joven adolescente siempre fantaseó con su rabo de color, pero hoy se había empeñado en probarlo y al final, logró hacerlo tras ponerlo muy cachondo y recibir sus duros pollazos en medio del salón.