Pasar la noche en el calabozo puede ser muy duro, salvo si la carcelera es una golfa como Lisa Ann. Ella sabe como tratar a los presos y sobre todo, se aprovecha de aquellos que tanto le gustan. Por eso, cuando se quedó a solas con este mulato, no dudó en contentarle con sus pechotes y acabó metiéndose en la celda con él, hasta probar su enorme rabo y gozar de orgasmos a cuatro patas sobre su cama de la cárcel.