Conservar un cuerpazo como el de Tarra White no se consigue así como así y para ello, la rubia ha pedido en el gimnasio a un entrenador personal. Lo que pasa es que el tipo no puede dejar de mirarla, sobre todo los melones de la chica y ella lo sabe. Así que en una de sus sesiones, la joven zorrita decidió ir a por él y comprobó que con poco lo tenía cachondo perdido. Tanto fue así que después de un rato follando, le pidió sexo anal y su culito pudo gozar de semejante verga entrándole hasta el fondo.