Se aburrían mucho y para entretenerse, fueron al jardín a jugar un poco tirando aros. Pero no duró demasiado, ya que al poco rato terminaron cachondas sobre el césped y metiéndose mano. Estaba claro lo que iba a pasar y aunque no querían parar, al final volvieron a casa para que nadie pudiese verlas. Así que una vez a solas en la cocina, se comieron los coños y se masturbaron la una a la otra, en una follada lésbica inolvidable para las dos jovencitas.