Los fines de semana, esta joven religiosa se dedica a ir de puerta en puerta transmitiendo su fe he intentando reclutar a nuevos feligreses para su iglesia. Lo que pasa es que hoy no se esperaba que le abriese la puerta un tipo en pelotas y con la polla colgando ante sus narices. Él se volvió a la cama y ella fue hasta el dormitorio, para leerle esas lecturas sagradas. Pero al poco rato se levantó y le mostró su empalme, algo que la jovencita no pudo rechazar, hasta el punto de terminar dejándole follarle el culo hasta el fondo.