Tras quedar con esta gorda grasienta en su casa, este mulato solo tuvo ojos para esos pechotes y como no, pronto acabó cachondo perdido. Ella supo como seducirle y no dudó en usar esa delantera, que pronto le dio a probar en el salón. Cuando ya notó su polla dura, los dos se pusieron cómodos en el sofá y finalmente, pasaron la tarde follando duro y gozando de sexo interracial, algo que la chica llevaba tiempo necesitando.