Antes de lanzarme al porno, me lo pensé mucho y cuando al fin decidí hacerlo, acabé sentada delante de las cámaras y muy nerviosa. Por suerte lograron tranquilizarme en el casting y al final logré sentirme cómoda en cuanto me quité la ropa y me puse al tema. De hecho disfruté bastante cuando me apoyé sobre una mesa y sentí la polla del actor, para luego montarla en el sofá donde pude demostrar de lo que soy capaz.